viernes, 5 de febrero de 2010

" ¡Nada...! "

"Ni el cielo que la razón
me niega,
ni tu paraíso de papel
comprado con días blancos...

Déjame sembrar de estas pocas palabras
el campo estéril de mi último llanto:

!Nací y morí por nada!
¡Viví, como quien vive sin un mañana!
¡Transité la senda que hicieron mis pies
y que se borró apenas transitada!

Verbo infértil, huérfano de predicados...

Déjame decirlo otra vez;
y luego, pasa de largo... "

sábado, 23 de enero de 2010

"El último vuelo"

(fotografía en curso)
"La laguna...
El pálido gris de la ventana...
La vista reposada desde la almohada,
y las variaciones de Goldberg
sonando en mi interior...

Los fatigados ojos entornados...

Y, de repente, un hervor
en la bruñida superficie.

Ante la imperceptible señal,
que sólo el guía interpreta,
los gansos levantan su vuelo.

Mi vista cansada los sigue...

En ángulo estremecido
y formación impecable,
mil plumas destellan al sol...

Luego, mientras se pierden
en dirección a la tormenta de fuego,
un solitario...
Aquel que siempre planeó sin compañía,
dirigiendo su vuelo tranquilo
ahora hacia el ocaso...

La música se va apagando...

Ya sólo escucho el tarareo de Glen
sonando en un escenario vacío...

Luego su tono se hace agudo y continuo...

Bendigo a la enfermera que por fin apaga el monitor
y permite que eleve en sosiego mi vuelo..."

viernes, 6 de noviembre de 2009

"La línea de tu cuerpo"

"Línea curva, tenue luz,
tras de cuyas fronteras
no existe más mundo.
Larga y sinuosa línea
que con respiración contenida
siguen mis dedos,
hasta el infinito...
Línea que perfila
un universo intensamente presentido...
Línea divisoria
entre el vacío helado y la calidez cautiva.
Muerte y vida
separados por tu fina trayectoria...
Línea solamente interrumpida
por volcanes de fuego y por bosques de seda,
por dulces humedales y trémulos abismos...
Línea dónde mi piel apenas soporta
la infinitesimal abstinencia
del sutil contacto perdido
en cada lastimoso jadeo...
Línea de ingravidez imposible...
Línea que alimenta torrenciales deseos...,
y que aguarda el sublime momento
en que el Dios de las tormentas
permita juntarse a los mares
en cuyo incontenible oleaje
naufragan nuestros desvelos.
Línea que tensa la amorosa ballesta,
aquella que en la penumbra amenaza
con el dardo irreprimible
que te busca...
y que por fin encuentra
la escondida diana de tu cielo.
Línea en la que ambos morimos
con el dulce sacrificio en que se inmolan
cada vez que arden nuestros cuerpos...
Línea que desmayada desaparece,
y torna mudada en salado rocío,
de perlas que al contraluz se alumbran
en cada agotador renacimiento.
Así es esa línea evanescente...
...ese dorado horizonte de tu cuerpo.

viernes, 7 de agosto de 2009

"Retorno a la aldea"

Un año más, y de nuevo
pagamos tributo al recuerdo,
rescatando nostalgias que ceden
su frágil terreno a la pena.
Un año mas, y de nuevo
las raíces que inexorables demandan
los pasos, otra vez conducidos
camino de la triste aldea.
Andar por sus calles vacías
sin pasos que amortajen el polvo
en la mañana, de sus fachadas muertas.
Oír fantasmales susurros
que nos provoca el viento al engaño
de su inútil juego con las hojas secas.
Ya no tañen las campanas
de aquella iglesia tan vieja.
Ni hay caballos que beban
del agua fresca en la alberca.
Ni quién riegue los geranios
al atardecer junto a las puertas.
Desaparecieron las voces de niños
jugando a la hora de la merienda.
Y aquellas que en la penumbra brotaban
mortecinas del corro de viejas.
Hasta el molino quedó enmudecido
podrida ya su rueda de madera...
Y por fin, cuando cae la noche,
y mis pasos cansados me piden la vuelta,
doy de nuevo la espalda a sus sombras
con mi renovada cosecha de penas.
Pero aún me queda esa última...
La más dolorosa y dulce de ellas.
Y es que Tú...
¡Qué lindos ojos tenías
a la luz de aquella luna serena!...

jueves, 30 de julio de 2009

"Común Naturaleza"

(fotografía en curso)
Bajo la ciudad más sofisticada,
sólo hay vulgar tierra.
Y su cielo, es el mismo cielo
que cubre a la modesta aldea.
Sopla el viento igual para todos,
y para todos luce el mismo sol.
La lluvia que moja al ejecutivo
también cae sobre el labrador.
Y la mar que lánguida baña
a la turística playa,
beneficia del mismo modo
al humilde pueblo pescador.
Y tanto canta el gorrión del valle
como en la cornisa el del callejón.
Y cuando florecen los árboles,
no entienden de finos parques
o de abruptas laderas;
sólo saben de primaveras,
y a todos regalan el mismo color.
Únicamente el hombre distingue
entre clases y categorías;
comodidades, lujos, ornamentos
y fastuosos aditamentos.
La naturaleza, ¡NO!

lunes, 27 de julio de 2009

"Tardes de domingo"


No sé que tienen las tardes del domingo
que saben a ocasión perdida,
a ilusión cansada...
No sé que tienen, que ya de madrugada
la víspera huele a esa tarde,
y la tarde a preludio de semana.
No sé...
No sé que tienen esas tardes de domingo
que ya desde la mañana
se hacen omnipresentes,
y en ella delegamos lo que no hicimos
ni haremos ya...
¡Tardes de nada!
Porque los domingos por la tarde
son como los escalones de nuestras vidas:
hubo un tiempo para bajarlos;
luego, los subimos
con fuerza escasa...
Van pasando todas esas tardes y,
un día, exhaustos, descubrimos
que anochece...
Y ya, tan sólo queremos
volver a casa...

viernes, 26 de junio de 2009

"Aromas"

(fotografía en curso)
"Extraños momentos tiene la vida,
donde el azar atrapa en el mismo nudo sin sentido
universos tan distintos a veces como
alejados.

Y asi ocurrió en la soleada mañana
en que nuestros caminos imposibles se cruzaron,
yo con la primera tentación del día; tú con paso
apresurado.

Acortamos distancias convergiendo;
y llegados a lo mas angosto de la acera forzamos
un ridiculo baile, quedando nuestros pasos
mezclados.

Y la química fundió en un mismo espacio
el recio aroma de las volutas expelidas por mi habano
y el que desprendía tu sutil perfume, caro
y sofisticado.

Y quedó flotando en el aire
la impúdica comunión, entre la fragancia del angel puro
y la vulgar nota, una más, de mi mundo
depravado.

Luego, me detuve un instante,
por apresar la esencia de ese momento y repasar furtivo
la línea de tu cuerpo. No me importó parecer
descarado.

Y entonces tú, volviste el rostro
sorprendiendo la turbidez de mi mirada; cómplices,
ambas pupilas, del mismo y silencioso
pecado..."
(Horace)